Vino y gastronomía son dos pilares culturales de la ciudad de Logroño que resulta difícil imaginar uno sin el otro. Las ocho bodegas de Logroño juegan un papel crucial no solo como embajadoras de los vinos de la DOCa Rioja, sino también en la promoción y preservación de la gastronomía riojana.
La oferta culinaria de Logroño, desde las tapas en las calles Laurel, San Agustín o San Juan, hasta los platos tradicionales como las patatas con chorizo, la menestra de verduras, legumbres, chuletillas al sarmiento o el corderito guisado, que ofrecen los restaurantes de la ciudad, encuentra en los vinos locales su mejor aliado. Estas bodegas, con su rica historia y dedicación al arte vinícola, potencian los sabores de la cocina local, creando una experiencia que atrae a turistas y amantes de la gastronomía de todo el mundo.
Las bodegas, además de la elaboración de vino, organizan catas, visitas guiadas y eventos culturales que dan pie a descubrir la esencia de la cocina riojana en un entorno único. A su vez, la gastronomía riojana, con sus ingredientes locales y recetas tradicionales, realza y complementa la oferta de las bodegas, fortaleciendo la identidad cultural de Logroño como destino enoturístico y gastronómico.
En definitiva, la sinergia entre las bodegas de Logroño y la gastronomía riojana es un reflejo del espíritu de esta región: un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad, donde cada copa de vino y cada plato cuentan una historia de pasión, tierra y cultura.
Las bodegas de Logroño están integradas en la Federación de Empresas de La Rioja (FER) y cuenta con el apoyo del Gobierno de La Rioja.